Mate Marthita.
Remedio para las aftas Cuando era pequeño teníamos dos opciones. Opción 1: Mi hermano y mi papá me ofrecieron la forma macho, te daban un limón partido y/o sal y había que restregarlo directamente en la afta, mientras ellos me decían macho, macho, macho, macho, macho. Opción 2: Semillas de airampo reposadas en una taza (mi mamá, que es pequeña, ponía su mano en forma de cuchara y dejaba caer semillas en la palma) una clara batida a punto nieve. Dos cucharaditas de azúcar. El jugo de un limón. Esta era la forma en que mi mamá curaba las aftas, mientras el airampo iba reposando ella batía, o me hacía batir, las claras. Después las mezclaba, agregaba azúcar y limón. Yo iba sintiendo la frescura de la bebida amainar el ardor de las aftas, esa bebida tiene el sabor de mi madre. Después saltaba a sus brazos para agradecerle. El otro día, una amiga citó a un escritor y me dijo “A los hombres no los criaron para ser hombres, los criaron para no ser mujeres” Debo decir que casi siempre elegía